“Dime que necesitas y te diré de que te estas escondiendo”

Queridos lectores, es hora de olvidar los pretextos y vivir mejor.

Era un jueves- ¡ahhh, por fin jueves!-; y mejor aun, el viernes no teníamos clases.

Es tiempo de festejar. El plan era primero ir a un bar a tomarnos una bebidas y después ir a una reunión por el cumple de una amiga. Estuvo divertisimo, aunque solo íbamos 3 amigas. Llegamos al bar del mejor humor, listas para pasar un rato sin preocupaciones. Saludamos a todos (aunque había algunos que ni conocía) y me encontré a un amigo que hacia años que no veía porque se fue a estudiar a Celaya.

Me pase horas platicando con él de los típicos chismes pero luego me dijo algo que me sorprendió: “Ya estoy muy mal acostumbrado. Es que en Celaya bebía muchísimo y ya como que me acostumbre”. ¿Qué? Y siguió diciendo: “Al principio me sentía súper solo porque no conocía a nadie y como que se me hizo costumbre… y pues ¡ya que! Es muy chistoso como las personas tratan de engañarse y se van en busca de un “bien” pasajero. Tratan de sustituir el sufrimiento con algo que produce placer… Y es cuando empieza una adicción, que al principio era un simple reemplazo. ¿Cómo? Sustituyo la tristeza del abandono o muerte de un ser querido con el alcohol, mi inseguridad con el cigarro, mi timidez con las drogas, mi falta de amor con el sexo. Sustituyo, sustituyo…. Claro que cada persona es diferente, por lo tanto cada quien encuentra o toma como bien algo que no lo esta, pero que produce algún placer. Y te sorprendes al saber las miles de cosas que pueden convertirse en adicción, desde el alcohol, el cigarro, la comida, la computadora, el ejercicio, el estudio y el trabajo, entre otras cosas. Todo empieza con un poquito de esto, otro poquito de lo otro, hasta que un día te encuentras clavadísima en la adicción. Les soy sincera queridos lectores, toda adicción es destructiva y muy peligrosa.

“La virtud esta en el punto medio, equilibrio en todo”, o mas fácil: “todo en exceso es malo”.

Una vez que estas dentro de una adicción lo común es querer dejarla; pero lo mas sorprendente es que no te das cuenta de ella sino hasta que tocas fondo y se te dificulta salir. En esta vida todos nos enfrentamos a problemas y tenemos nuestras debilidades. En si, la vida es complicada. Muchas veces, al encontrarnos con una dificultad, nos estancamos creyendo que jamás saldremos de esta (algo así como ahogarse en un vaso de agua). Ya es inconsciente: nosotros mismos posponemos los límites y tiramos la toalla; nos decimos que ya no podemos. Sin embargo, es posible lograr todo lo que nos propongamos (desde reconocer nuestra adicción hasta dejarla) pero también hay que hecharle ganas.

Las cosas no ocurren solitas, no son cosas de la vida, castigos o una mandas: depende de ti, no de los demás.

¡TU PUEDES!